
El día que compré mis flamantes esquís de aproximación
Kong Grimper Ski estaba encantado. Por fín iba a poder hacer las aproximaciones con un esquí que pudiera utilizar con las botas de montaña invernales, no me ocupara una vez situado en la mochila para escalar y, después de la actividad, bajar rápidamente deslizándome pendiente abajo. En cuanto a la aproximación, ningún inconveniente siempre que fuera subida: se ponían las pieles de foca, se soltaba la fijación y... para arriba! Pero... ¿Qué pasaba cuando quería descender?
Quitaba las pieles de foca, aseguraba la fijación y... al momento oía las risotadas alrededor de los que me veían con la cara entre la nieve. ¿Cual era el problema?
Cuando intentaba bajar y hacer un giro con los esquís, mis botas eran incapaces de transmitir el movimiento a las tablas. El problema era la falta de fijación del tobillo del que adolecen las botas de montaña (obviamente, no están diseñadas para eso).
Que decepción, sin botas de travesía no hay quien los domine... ¡Hasta ahora!
AlpControl, de origen francés, convierte las botas de montaña en unas botas de esquí decentes. Lo consigue mediante una estructura construida en titanio y fibra de carbono que se fija por su parte inferior a la bota y por la superior a la tibia, rigidizando así el conjunto bota-tibia. Con esto se limita el movimiento del tobillo, haciendo que la transmisión del movimiento sea efectiva. Cada una de las fijaciones tiene un peso de 380 gramos y el fabricante recomienda utilizarla solo para las bajadas o soltar el velcro superior para subidas cortas. Obviamente, las fijaciones de travesía que utilicemos deben permitir la utilización de botas de montaña compatibles con crampones automáticos (con rebordes delantero y trasero).
En el siguiente vídeo se ve a una persona esquiando con los "aparatos" puestos: